Un buen monoplaza, buenos pilotos y una buena estrategia es la operación clave que necesita Ferrari para conseguir…¿la derrota?
Ferrari acaba de iniciar una cuenta regresiva para su autodestrucción y todo es producto de una mala ecuación. Con un monoplaza superior, dos pilotos impresionantes y llegando a liderar el mundial cómodamente, actualmente están casi a 100 puntos de sus rivales en ambos mundiales.
Es aquí donde entra el gran problema que tienen los de Maranello en este teorema aparentemente perfecto que fracasa y fracasa cada carrera que pasa. Este es el teorema Binotto, la razón por la que en este momento, Ferrari naufraga en malos cálculos y resultados alarmantemente negativos cuando quien tenía las de perder no eran ellos.
Iniciemos con la definición de Teorema, para aquellas personas que no conozcan este término lógico matemático. Dice la Wikipedia que: “Un teorema es una proposición cuya verdad se demuestra”. También, define este término como: “una fórmula bien formada que puede ser demostrada dentro de un sistema formal, partiendo de axiomas u otros teoremas”. Puede que les suene familiar cuando se habla del Teorema de Pitágoras, aquella fórmula matemática que sirve para hallar un lado del triángulo rectángulo cuando se tienen los otros dos lados. Básicamente la función de un teorema es, a partir de una hipótesis, afirmar una tesis de forma exacta y sin lugar a errores.
Ferrari, en cabeza de su director de equipo Mattia Binotto, arrancó la temporada con una hipótesis la cual fue “vamos a ganar el campeonato”. Esta premisa se convirtió en un hecho factible cuando en Bahréin hicieron un 1-2 indiscutido que de repente puso a funcionar el Teorema Binotto. Una fórmula funcional en la que Ferrari tenía todo para poder llevarse el mundial.
¿Y cuáles son las variables con las que esta exitosa fórmula empezó siendo un rotundo éxito?
Un monoplaza funcional, veloz y competitivo.
Dos pilotos excepcionales con ganas de triunfar y con nervios de acero en los momentos de máxima presión.
Un equipo perfectamente sincronizado que sea capaz de reaccionar ante las diversas situaciones a las que se puedan enfrentar durante la temporada.
Si algo tienen los teoremas es que son infalibles si sus variables son las correctas y sus respectivos matemáticos son impecables. Mercedes lo tuvo entre 2014 y 2020 con Wolff, Red Bull entre 2010 y 2013 con Horner, Ferrari entre 2000 y 2004 con Todt y así muchos ejemplos más.
Por otro lado, hay ejemplos donde este teorema ha fracasado rotundamente y, a este paso, el teorema Binotto puede ser uno de ellos. Algunos ejemplos son Ferrari 2018 con Arrivabene y su variable PV (Piloto Vettel) o McLaren 2007 con Dennis y su variable PHA (Pilotos Hamilton Alonso).
Volviendo al tema de Binotto, iniciaron la temporada con un cálculo perfecto en que la fórmula sorprendió a todos por su inesperada efectividad. El F1-75 fue veloz llegando a decirse que no habían usado la configuración más rápida del mismo; Leclerc y Sainz, aunque con ritmos diferentes, cumplieron la misión marcando el primer 1-2 del equipo desde Singapur 2019; finalmente la estrategia fue perfecta y no dio lugar a que sus rivales dieran pelea. Resultado, victoria y golpe en la mesa para un equipo que pocos tenían en el panorama de ser candidato esta temporada por el mundial.
Llegó la segunda carrera en Arabia Saudita y si bien el Teorema falló, un factor externo influyó en esto, la gran Carrera de Max Verstappen quien tuvo una entretenida lucha con Leclerc y puso sobre la mesa la antítesis a nuestra fórmula Binotto, el Teorema Horner.
Aquí llegó Australia, la tercera carrera de la temporada que postuló para un Premio Nobel a Mattia Binotto por esta fórmula tan precisa que puso a Leclerc como dominador de la carrera con mucha distancia de sus rivales y con Horner volviendo a fallar nuevamente con el monoplaza de Verstappen. Fue tan grande el éxito que ya Ferrari se posicionaba como líder con casi media centena de puntos sobre su rival Red Bull y la pregunta en el aire de si los austriacos serían capaces de igualarlos. Desafortunadamente para este famoso matemático y su equipo de analistas, lo que se venía era uno de los mayores errores de cálculo reiterativos de la temporada.
Imola, fallan sus pilotos y el Teorema falla con el retiro de Sainz y el error garrafal de Leclerc cuando buscaba el podio. Miami, el factor Verstappen vuelve a mandar un error de cálculo para Ferrari que, si bien queda 2-3, estuvo lejos de llevarse la victoria. España, la introducción de la variable F (fiabilidad) que Binotto puso como un valor positivo pero cuyo resultado fue negativo con el abandono de Leclerc cuando iba liderando.
Hasta este punto ya hemos victo fallar al piloto, al monoplaza pero aun falta ver al equipo caer en su propio juego creyendo ciegamente en un resultado que no fue el esperado. Mónaco, con un Charles Leclerc en un nivel casi perfecto se jugaba la victoria cuando un mal llamado de su equipo le hizo perder posición con su compañero y con ambos Red Bull. Este sería el primero de muchos fallos que hacen cuestionar si la persona acertada para manejar este teorema, es quien lleva su nombre.
De aquí en adelante y fallo tras fallo, el Teorema Binotto cayó de una forma tan estrepitosa que incluso llegó a ser autodestructiva cuando en Gran Bretaña no supieron si favorecer a Sainz o a Leclerc, terminando con un Leclerc perjudicado sobre un Sainz festejado que dejó entrever una posible ruptura dentro del equipo cuando al podio de los ganadores, no fue mucha gente a apoyar al español.
Binotto volvió a funcionar en Austria con una nueva victoria de Leclerc pero con una variable que por décimas pudo haber alterado el resultado, nuevamente la fiabilidad. Todo esto para rematar ahora con un nuevo error de piloto que quebró la confianza de Charles en sí mismo y dejó al equipo como el único estandarte sobre el cual pararse de aquí al final de temporada.
Dijo Mattia Binotto: “No veo por qué no podemos ganar las 10 carreras”. Cuando dices esto, inicias con altas posibilidades de ganar la primera e increíblemente no lo haces dejando a tu principal rival que arrancó décimo ganar; el problema está en tus narices y no lo quieres ver.
Es de esta forma que el teorema Binotto pasó de ser una fórmula ganadora a una ecuación errática y caprichosa que, tiende a fallar en alguna de sus variables y te da la esperanza de que la próxima vez todo saldrá bien. A este paso es muy probable que solo un milagro salve al equipo italiano. O tal vez, solo necesitan que el Teorema Horner falle como ellos lo han hecho y para que eso ocurra, es más probable que Fernando Alonso termine en Aston Martin.
Esperen un momento…
¿Y ustedes que opinan del Teorema Binotto? No duden en comentar sus opiniones y unirse a este debate.
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