En el mundo de la Fórmula 1, la búsqueda de la sostenibilidad aparece como un gran desafío que requiere de soluciones eficaces y perdurables.
La Fórmula 1 genera muchas emociones relacionadas con lo que sucede dentro y fuera de la pista, pero a la vez provoca diferentes cuestionamientos. Uno de estos tiene que ver con el tema ecológico, pues desde hace ya algunos años la máxima categoría junto con la FIA, han propuesto un proyecto para lograr ser más sostenibles o Net-Zero en el año 2030. La Fórmula 1 es uno de los deportes más contaminantes del mundo y es necesario que se reduzcan las emisiones para continuar con su desarrollo durante más tiempo. Sin embargo, ¿qué tan cierto es esto? ¿qué tan serio es este compromiso?
Desafortunadamente, a pesar de los esfuerzos notables por parte de la F1 para adoptar prácticas más ecológicas, la transición completa hacia la sostenibilidad para el año 2030 se enfrenta a obstáculos significativos que podrían frenar el objetivo de tener un futuro totalmente verde en la pista.
La primera dificultad que afrontan es la huella de carbono invisible, ya que algunos procesos realizados en la máxima categoría aportan sustancialmente a la contaminación ambiental. Uno de esos procesos es la producción de tecnología avanzada, desde motores hasta componentes aerodinámicos, los cuales debido a su complejidad contribuyen a la crisis climática. La paradoja reside en que la búsqueda de la velocidad extrema a menudo exige procesos de fabricación que están en las antípodas de la sostenibilidad y estos no podrán ser modificados tan fácilmente en poco tiempo para lograr ser más ecológicos.
Un segundo factor que complica la pronta llegada de la sostenibilidad a la máxima categoría, es el consumo de recursos en investigación y desarrollo. Esto pues cada año el aumento en la competitividad de cada escudería en la F1 impulsa la constante innovación, pero este proceso conlleva un consumo masivo de recursos en investigación y desarrollo. Lo cual, no termina siendo del todo ecológico pues implica la producción constante de nuevos componentes y tecnologías, que a su vez hacen uso de una gran cantidad de recursos monetarios y ambientales.
Otra situación a la que se enfrentan son los constantes desplazamientos internacionales que deben realizar las escuderías. Estos se realizan en su mayoría en avión o por carretera, pero debido a que los equipos generalmente tienen cinco o seis sets de repuestos, y cosas como herramientas de ensamblaje, junto con el material de marketing y relaciones públicas también la vía marítima se hace presente. Respecto a esto, la F1 ha intentado realizar cambios en su calendario para evitar distancias muy grandes, pero aún así habrá momentos donde se seguirá contaminando. Un ejemplo de esto, es en el trayecto entre las fechas de Australia, Japón y Singapur donde se producen hasta 932 kg de emisiones de CO2 únicamente en el desplazamiento de personal, equipo y turistas.
Por último, está el factor de contaminación por combustible y neumáticos. Desde 2014, cada vehículo de Fórmula 1 dispone para una carrera de 100 kilos de combustible y además debe cumplir la norma de no sobrepasar un consumo instantáneo de 100 Kg/h en ningún momento de la carrera. Esto traducido en emisiones contaminantes da como resultado que por carrera cada monoplaza emite unos 230 Kg de CO2 , esto multiplicado por los 20 pilotos y las 23 fechas del calendario dan un aproximado de 100.000 kg de CO2 al año en condiciones normales. Por otra parte, en cada temporada se usa un promedio de 60,000 llantas y, aunque, la F1 y Pirelli ya han tomado medidas para reducir la contaminación de este punto, los neumáticos desgastados continúan siendo un valor importante en la contaminación de este deporte.
En resumen, en la combinación entre la velocidad y la responsabilidad ambiental, la Fórmula 1 se enfrenta a una disyuntiva. La transición total hacia la sostenibilidad requerirá no solo avances tecnológicos, sino también una reconsideración profunda de la cultura y los elementos técnicos de este deporte.
La ruta hacia un futuro más verde en la F1 no va a lograr ser tan directa como se anticipa para 2030, pero la conversación sobre la sostenibilidad ya está en marcha, y necesitarán de más tiempo para poder lograr el objetivo de una Fórmula 1 Net-Zero.
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