Pago o no pago, esa es la cuestión. La insignia del dinero es la que manda en la F1 y aquí surge la pregunta ¿es esto realmente malo?
Ilustración 1 Lance Stroll- tomado de Sky Sports
Los deportes están hechos de amores y de odios. Las fanaticadas de un equipo siempre sentirán alguna clase de desprecio frente a otra, los seguidores de algún deportista nunca aceptarán que otra persona pueda ser igual o mejor, pero dentro del mundo del automovilismo hay una clase de odio muy específico, un desprecio que pareciera que todos los fanáticos de la Fórmula Uno amaran sentir: el odio a los pilotos pagos. Pero… ¿Verdaderamente son tan malos?
Para la mayoría de los espectadores, un piloto pago es la persona que logra llegar lejos dentro del automovilismo a pesar de tener poco talento, gracias al musculo financiero de su familia o un gran patrocinador. La creencia popular es que, pagando lo suficiente, cualquier hijo o hija de unos padres adinerados puede saltarse todos los protocolos y conseguir uno de los deseados asientos en un monoplaza de la F1. Sin embargo, la situación es más compleja y aunque el dinero ayuda en la carrera de un piloto, el talento es indispensable.
Para poder llegar a competir en la F1 es necesario tener una superlicencia que, para conseguirla, se necesita más que dinero. Cualquier piloto que aspire ganar este permiso debe cumplir con varios requisitos como:
Aprobar un examen teórico escrito
Al menos dos años compitiendo
Sumar cuarenta puntos en el sistema de puntajes de la superlicencia
Los puntos de la superlicencia no se pueden comprar, hay que conseguirlos en la pista. Para pasar directo a la Fórmula uno, cualquier piloto deberá ganar la Indy Car o quedar en los tres primeros puestos de la F2, si no lo hace, deberá estar entre los 10 primeros de las categorías seleccionadas para sumar puntos hasta alcanzar los 40. Estas reglas evitan que una simple persona con dinero llegue a la categoría reina, garantizando que la mayoría de las veces los pilotos lleguen con buenos resultados cuando consiguen su puesto en la Fórmula Uno. Un ejemplo de lo anterior es el del famoso piloto indio Mahaveer Raghunathan, quien estremeció la F2 por su falta de talento y poca comprensión de las normas. En la temporada del 2018 de la F2 acumuló 24 puntos de penalización en su licencia, que le impidieron competir en dos eventos y al final del año, la FIA (Federación Internacional de Automovilismo), se vio obligada a subir los estándares de clasificación a esta categoría para impedir que otro personaje así pudiera volver a competir.
En la parrilla de la temporada 2023, los pilotos pagos están presentes e, incluso, algunos son amados por la fanaticada, como Checo Pérez, quien aseguró su puesto en Sauber gracias al patrocinio de Claro, pero demostró su valía y talento hasta tener hoy su merecido lugar en Red Bull; o Alex Albon que entró a Toro Rosso tras una millonaria inversión de una empresa tailandesa. No obstante, hay otros que no cuentan con el mismo amor del público.
Ilustración 2 Logan Sargent- tomado de Williams
El domingo pasado hizo su debut el piloto Logan Sargent, tildado por los fanáticos como el peor de los rookies y otro piloto pago al que le tenían pocas expectativas. No obstante, sorprendió a todos al igualar el tiempo de Lando Norris en la clasificación, con uno de los carros más irregulares de la parrilla. Como si fuera poco, en la carrera casi logra hacer sus primeros puntos de la temporada, un hecho que, en un carro similar, un piloto que es considerado increíblemente talentoso como George Russell no logró hasta su segunda temporada en la categoría.
Otro de los casos más polémicos es el de Lance Stroll, piloto de Aston Martin e hijo de uno del dueño del equipo, quien logró un asombroso sexto lugar tras haberse sometido a una cirugía de muñeca dos semanas antes del inicio de la temporada. Sin embargo, a pesar de haber demostrado su talento en la primera carrera de la temporada, con varios podios y una pole position a lo largo de su carrera en la F1, sigue siendo uno de los pilotos más odiados de la parrilla, al que los fanáticos suelen calificar como poco talentoso y cuya silla preferirían ver ocupada con otra persona que esté allí por su talento más que por el dinero.
Ilustración 3 Lawrence Stroll- tomado de Planet F1
Cada temporada los pilotos pagos suelen sorprender a los fanáticos de la F1. El año pasado fue el turno del piloto chino Guanyu Zhou que, junto a 30 millones de euros, hizo su debut para el equipo Alfa Romeo. Aunque inició con pocas expectativas, logró competir de cerca en algunas carreras con su compañero de equipo Valtteri Bottas, además de estar cerca de pilotos más experimentados como el tailandés Alex Albon o los pilotos del equipo Haas.
También se podría analizar el caso del canadiense Nicolas Latifi, quien en las carreras donde todo parecía un caos, lograba sumar varios puntos en un carro que poco rendía. El norteamericano aseguró su lugar en la necesitada escudería Williams tras la inversión de su padre, que ayudaría a alivianar las cuentas por los próximos años. No obstante, este dinero no alcanzó para que Nicholas Latifi se mantuviera en el equipo más allá de 2022 por su constancia en los malos resultados, más que en los buenos.
Ilustración 4 Nicholas Latifi - tomado de Marca
Cada año nuevos pilotos pagos entran y salen de la categoría, pero el desprecio hacia ellos se queda como un fantasma que les impide progresar, a pesar de que, temporada tras temporada, demuestren su talento. La memoria colectiva del deporte parece olvidar que varios de los grandes exponentes del automovilismo consiguieron su cupo, en parte, por el dinero de su familia o un gran patrocinador, siendo los más famosos Niki Lauda, Ayrton Senna y Michael Schumacher.
En la primera carrera del 2023 los pilotos pagos parecen haber abierto los ojos de los fanáticos, logrando cada uno una carrera sorprendente en relación con las expectativas que el público tenía, demostrando cada vez más que su presencia en el deporte no se debe solamente a haber nacido económicamente privilegiados. Esto destacando a Sargeant y Stroll, el primero por las bajas expectativas y el segundo por su lesión y prematura recuperación.
Cada vez más nos damos cuenta de que el mundo de la Fórmula Uno es complejo y tiene mecanismos de engranajes sin los cuales no podría funcionar. Los pilotos pagos son una parte vital del deporte ya que inyectan insumos económicos vitales para el correcto funcionamiento de la competencia y el desarrollo de la tecnología que permite que las carreras sean cada vez más entretenidas y justas. Aparte de esto, la mayoría de las veces estos personajes entran a hacer grandes aportes al espíritu deportivo de la competencia, enfrentándose rueda a rueda con los más talentosos y demostrando su talento y dedicación al automovilismo que los trajo hasta este punto de su carrera.
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